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"El negocio del cine es macabro, grotesco: es una mezcla de partido de fútbol y de burdel." F. Fellini
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8.23.2009

Anticristo, la poesía fría

Lars Von Trier vuelve a sorprenderme una vez más. Anticristo no es la resurrección del mal en un personaje debilitado y su proceso posterior de exorcismo. Tampoco es una película propia del cine gore, ni siquiera podría incluirla dentro del más puro género del terror. Resulta bastante difícil categorizarla… Anticristo es belleza manchada por el horror, es sentimiento inalcanzable, es un viaje a la llaga del dolor y de la locura. Pero, sobre todo, es un viaje a la naturaleza del hombre como nunca había sido tratada antes. Lars Von Trier es un artista que se compromete al máximo con los temas que aborda en sus películas para que se conviertan en poesía, es decir, para que vayan directos a los sentidos y no a la razón.

Supongo que para Anticristo, la naturaleza humana es una realidad dual, es armonía pero al mismo tiempo perversión, es equilibrio pero al mismo tiempo desorden. El prólogo que introduce la película trata de recoger esa idea, pero a medida que avanza la película la dualidad trata de desaparecer para hacer constancia en alguno de sus polos. En su caso, el tratamiento del sufrimiento en la película tiene vida por si misma

Anticristo es el sabor de la pena y del miedo, que se vuelven tangibles para el espectador, gracias a la calidad de los planos y al toque personal del director danés.

Anticristo es el espectáculo de la perversión, de la atrocidad, porque es ahí donde radica uno de los grandes pilares de la naturaleza humana; la corrupción frente a la bucólica fraternidad. La perversión desorganiza la armonía, pero al mismo tiempo se levanta sobre ella. Porque el desorden nace gracias al previo orden, y porque la vida se levanta y se cae sobre los mismos. La crudeza de las imágenes finales, que se pasan de morbosas a repulsivas, no son más que un reflejo de esa idea: la naturaleza humana como perversión, como sentido corrupto y degradante.
Anticristo es la lucha por superar los problemas a los que se enfrenta la existencia humana, y el duro camino que supone la superación de los obstáculos que nacen de la pérdida de nuestros seres queridos… Anticristo es también un canto a la naturaleza femenina, a la oscuridad de la mujer, y a sus instintos más eróticos y siniestros.

Anticristo es, como bien señala el director en distintos momentos del largometraje, “dolor, pena y desesperanza”, tres fuerzas que aparecen representadas en tres animales como si de una fábula se tratase, y que desembocan finalmente en la locura. Porque Anticristo es una fábula en sí misma, pero, ante todo, es poesía y música, adornada por una estética visual fascinante caracterizada por la belleza del entorno en el que se desenvuelve y la vitalidad de la fotografía. El tratamiento de los planos es único y permite que la introducción a la psicología de los personajes se convierta en un ejercicio sencillo y a la vez lírico.

Jamás el dolor, la pena y la desesperanza se habían tratado desde una perspectiva tan dogmática y digna como lo consigue Von Trier, pues el trío de elementos se merecen sobre todo dignidad al ser representados en los personajes, no coloreados con lágrimas y tristeza efímeras que confunden la realidad que los personajes tratan de mostrar al espectador. Porque si el director danés quiere exponer el dolor en la pantalla, consigue trasladarlo como si se tratase de algo palpable, al igual que ocurre con la tristeza y la desesperanza.

Sin lugar a dudas, Lars Von Trier puede ser considerado como uno de los grandes directores del cine postmoderno, pues su obra no es más que el reflejo del hombre perdido en la sociedad vacía. Su estilo merece ser magnificado y no banalizado como insisten varios críticos, pues el cine es un buen vehículo para representar diferentes problemas desde una perspectiva pedagógica que no necesita de efectos especiales asombrosos para sostener sus ideas. Anticristo es una película que no va a ser del agrado de todos los espectadores, pero que en otros, como en mi propio caso, sí sobrevive y perdura. No apta para corazones sensibles. Puntuación: 8 (sobre 10)

Por Victor (fr@nkie90)

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