Después de emotivas despedidas en los distintos poblados (para mí la más bonita fue la de los Molina-Herrera), cada familia fue trasladada a un hotel de lujo en el que se ducharon, se lavaron, observaron las transformaciones que habían sufrido sus cuerpos (como dijo José "¿Dónde está mi bebé? XD) y cómo se habían convertido en verdaderos indígenas.
Como ya hemos comentado en alguna ocasión, el programa ha sido bastante controvertido, recibiendo incluso denuncias de varias asociaciones en defensa de los pueblos indígenas que consideraban que se mostraba una imagen irreal y ridiculizada de las tribus participantes.
El objetivo era ser aceptados por las tribus como miembros del clan y, finalmente, las tres familias consiguieron la aceptación de los jefes de sus respectivas tribus. Al final, ya en España, la presentadora, Nuria Roca, visitó a cada una de las familias para repartir el premio del concurso. Las tres resultaron ganadoras (0% emoción) y cada una obtuvo un cheque de 50.000 euros aunque, claro, todos dijeron que lo más importante era la experiencia (100% quedar bien).
Sonia, de los Recuero-Oliva, fue la única que "dijo" (no sabremos si lo hará) que tal vez invirtiesen parte del premio en visitar de nuevo a los Mentaway, su tribu anfitriona en Indonesia.
Con una audiencia media del 13,5%, Perdidos en la tribu se ha convertido en el docu-reality más visto en la historia de Cuatro. (diariovasco.com)
En mi modesta opinión, la familia que más ha trabajado y que más merece el premio son los Carrión-Roldán, que vivieron con los Himba. Las mujeres de la familia tuvieron que untar sus cuerpos con ocre y permanecer los 21 días sin lavarse además de acarrear agua y amasar excrementos de vaca para la construcción de su choza.
Coincidiendo con el final de esta primera edición, Cuatro ha lanzado el casting de la segunda al que te puedes presentar llamando al 806 51 79 89 o a través de cuatro.com/participa
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